La bulimia es un trastorno alimentario caracterizado por una ingesta excesiva de alimentos seguida de una conducta compensatoria como el vómito autoinducido, el uso excesivo de laxantes o diuréticos, el ayuno o el ejercicio excesivo. Esta conducta se repite con frecuencia y puede llevar a una obsesión con la comida, el peso y la imagen corporal.
La bulimia puede ser difícil de detectar, ya que los síntomas no siempre son evidentes. Los signos y síntomas pueden incluir episodios de comer en exceso, una preocupación excesiva por el peso, el uso excesivo de laxantes y diuréticos, el vómito autoinducido o el ayuno. Los problemas emocionales y físicos asociados con la bulimia incluyen depresión, ansiedad, baja autoestima, cambios en el comportamiento alimentario, deshidratación, desequilibrio de electrolitos, desgaste dental, desórdenes digestivos, desórdenes menstruales, fatiga, inflamación de las glándulas salivales, problemas cardíacos, problemas con la piel y problemas renales.
Para evitar la bulimia, es importante trabajar con un profesional de la salud mental para abordar los problemas emocionales subyacentes que pueden contribuir a la bulimia. Esto puede incluir el desarrollo de habilidades para la regulación emocional, la resolución de conflictos, la adquisición de habilidades de afrontamiento y una mejor comprensión de la relación entre los sentimientos y la alimentación. También es importante llevar a cabo una alimentación saludable y equilibrada, limitar el consumo de alimentos procesados, beber mucha agua y hacer ejercicio con regularidad.
Las consecuencias para la salud de la bulimia pueden ser graves. Esto incluye desequilibrios de electrolitos, deshidratación, desórdenes digestivos, desórdenes menstruales, fatiga, inflamación de las glándulas salivales, problemas cardíacos, problemas con la piel y problemas renales. Si la bulimia no se trata, puede llevar a complicaciones graves, como la muerte. Por lo tanto, es importante buscar ayuda si se piensa que uno tiene bulimia.