La revisión de próstata es un procedimiento crucial para la detección temprana de enfermedades prostáticas, incluyendo el cáncer de próstata. Es recomendable que los hombres comiencen a realizar revisiones periódicas a partir de los 50 años, aunque aquellos con antecedentes familiares de cáncer de próstata o factores de riesgo específicos deben considerar iniciar estas revisiones a los 45 años. La importancia de estas revisiones radica en la detección temprana, que aumenta significativamente las posibilidades de tratamiento exitoso.
La revisión de próstata generalmente incluye dos componentes principales: el examen rectal digital (ERD) y la prueba de antígeno prostático específico (PSA por sus siglas en inglés). Durante el ERD, el médico inserta un dedo enguantado y lubricado en el recto para palpar la próstata y detectar cualquier anomalía en su tamaño, forma o textura. Aunque este examen puede ser incómodo, es rápido y proporciona información valiosa.
La prueba de PSA es un análisis de sangre que mide los niveles de antígeno prostático específico, una proteína producida por la próstata. Niveles elevados de PSA pueden indicar la presencia de cáncer de próstata, aunque también pueden ser causados por otras condiciones como prostatitis o hiperplasia prostática benigna.
Realizar estas revisiones de manera regular permite la detección temprana de problemas prostáticos, facilitando tratamientos menos invasivos y con mejores resultados. Es fundamental discutir con el médico la frecuencia adecuada de las revisiones y cualquier preocupación específica, para mantener una salud prostática óptima.