La Fiebre Amarilla es una enfermedad infecciosa causada por el virus de la Fiebre Amarilla, el cual se transmite a través de la picadura de mosquitos infectados. Esta enfermedad se encuentra principalmente en áreas tropicales y subtropicales de África y América del Sur, pero también se ha reportado en otros países.
Los síntomas de la Fiebre Amarilla incluyen fiebre alta, escalofríos, dolores de cabeza, dolor muscular, náuseas, vómitos, diarrea y pérdida de apetito. También pueden presentarse dolor abdominal, dolor de garganta, manchas amarillas en la piel, ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos) y aumento del tamaño del bazo.
Las complicaciones de la Fiebre Amarilla pueden ser graves y a veces mortales. Estas complicaciones incluyen insuficiencia renal, insuficiencia hepática, hemorragias, shock y coma. La Fiebre Amarilla también puede afectar el sistema nervioso central, causando convulsiones, parálisis y encefalitis.
La Fiebre Amarilla es una enfermedad prevenible mediante la vacunación. La vacuna es segura y eficaz y se recomienda a todas las personas que viajen a áreas endémicas. La vacuna debe administrarse al menos 10 días antes de la exposición al virus.
Además de la vacunación, también hay medidas para prevenir la propagación de la Fiebre Amarilla. Estas medidas incluyen el control de mosquitos, el uso de repelentes de insectos, la protección de la piel al salir al aire libre y el lavado de manos con agua y jabón.
La Fiebre Amarilla es una enfermedad grave que puede tener graves consecuencias para la salud. Por lo tanto, es importante tomar medidas para prevenir la propagación y la exposición al virus. La vacunación es la mejor forma de prevenir la enfermedad y reducir el riesgo de complicaciones graves.