La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad crónica y debilitante que afecta el sistema nervioso central, causando una amplia variedad de síntomas que pueden variar en severidad. En los últimos años, ha habido avances significativos en el desarrollo de nuevas opciones terapéuticas que prometen mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Uno de los desarrollos más notables es la introducción de medicamentos modificadores de la enfermedad (DMT, por sus siglas en inglés), como ocrelizumab y siponimod. Ocrelizumab es un anticuerpo monoclonal que ha demostrado ser eficaz en la reducción de las recaídas y la progresión de la discapacidad en pacientes con EM recurrente-remitente y primaria progresiva. Siponimod, por otro lado, ha mostrado beneficios en la EM secundaria progresiva, una forma de la enfermedad que hasta hace poco tenía opciones limitadas de tratamiento.

Además, las terapias basadas en células madre están ganando terreno como una opción prometedora. Los estudios preliminares sugieren que los trasplantes de células madre hematopoyéticas pueden «reiniciar» el sistema inmunológico, ofreciendo una esperanza renovada para aquellos con formas agresivas de EM.

La rehabilitación y el manejo de síntomas también han visto mejoras. La fisioterapia personalizada y las terapias ocupacionales están ayudando a los pacientes a mantener su movilidad y funcionalidad diaria. Asimismo, los avances en la telemedicina permiten un seguimiento más cercano y personalizado, facilitando el acceso a cuidados especializados sin importar la ubicación geográfica.

En resumen, los avances recientes en el tratamiento de la esclerosis múltiple están ofreciendo nuevas esperanzas y mejorando significativamente la calidad de vida de los pacientes, marcando un paso importante hacia una mejor gestión de esta compleja enfermedad.

Por Editor