La fiebre es una respuesta del cuerpo a una variedad de afecciones, comúnmente una infección. Pero, ¿por qué nuestro cuerpo se calienta cuando estamos enfermos? El enigma de la fiebre ha intrigado a los científicos durante siglos.
Nuestro cerebro tiene un «termostato» que normalmente mantiene nuestra temperatura corporal alrededor de 37 grados Celsius. Cuando estamos enfermos, nuestro sistema inmunológico libera una sustancia llamada pirógeno que «engaña» a este termostato, elevando la temperatura corporal. Este calor adicional ayuda a nuestro cuerpo a luchar contra las infecciones, ya que muchas bacterias y virus no pueden sobrevivir a altas temperaturas.
Sin embargo, la fiebre también puede tener consecuencias negativas para la salud. Una temperatura corporal muy alta puede dañar los tejidos y órganos, y en casos extremos puede ser fatal. Por eso, es importante controlar la fiebre y buscar atención médica si es alta o persistente.
En resumen, la fiebre es una herramienta de doble filo: puede ayudar a nuestro cuerpo a combatir las infecciones, pero también puede ser peligrosa si no se controla. Por lo tanto, es crucial entender este enigma y saber cuándo buscar ayuda médica.